2009/04/01

LUZBOLA

Recién se han ido los albañiles. Me siento sobre los cimentos de lo que será el estudio. Sigo con la mirada la línea de zapatas que al igual que las bases rítmicas de una canción soportarán todo el andamiaje creativo que le vamos a tirar encima. Todo tipo de construcción esta emparentada por las mismas etapas. Si el estudio fuera una canción ya tendría definida una línea rítmica, sus compactas bases de cemento serían su estructura, el sostén donde los artistas comenzarían a levantar paredes de melodías.
Hace tiempo que venimos ilusionándonos con la idea de un estudio propio, más yo que Skay. Hace unos meses mientras miraba los números de mi cuenta bancaria, números que siempre miré con cierta displicencia, como si de un ente abstracto se tratase, se me vino a la cabeza la idea concreta de montar de una buena vez por todas, el estudio. Hablé con varios arquitectos y con varios ingenieros de sonido y de esas charlas surgieron los primeros esbozos. Obviamente que más allá de todas las consideraciones técnicas que ya hicieron rodar sobre el paño arquitectos e ingenieros la obra está sujeta más que nada, a mis caprichos. Uno es igualmente de riguroso con sus obsesiones, en todo. No bien avisté la luz del proyecto, no bien intuí que de una buena vez las cosas se habían acomodado para que esta vez sí se realicen, me reuní con Skay y Poli. Entre ambarinas torres de Martini dry debatimos un poco los preámbulos de la cosa. Poli arrancó con mucho entusiasmo, como en todo proyecto que llevamos a cabo. Pela sus garras lucífugas, sus ojos reconcentrados de encantadora de serpientes y conduce sus ansias y las de todos en lo que está por venir. Skay se regodeaba pensando en las posibilidades técnicas que íbamos a tener de ahora en más con esto del estudio propio. En realidad conjuntamente nos relamíamos ante la posibilidad de movernos con total libertad, a nuestras anchas, sin esas miradas intrusas que terminan por romper siempre las pelotas.
Cuando llego el momento de hablar de números, Poli se recostó con los pies sobre el sillón. Sentí que poco a poco el ambiente energético que había creado en primera instancia comenzaba a desvanecerse. Creo que al fin y al cabo es solo una impresión mía, puesto que tanto la Negra como Skay en ningún momento estuvieron en desacuerdo con algo de lo propuesto, pero creo que no los convenció la cantidad de dinero que hay que invertir en el proyecto.

2 comentarios:

Santiago López dijo...

Éste es impresionante.

Gracias por hacer todo eso.

Leo dijo...

Me crucé con esto hace un par de días y me estoy devorando las páginas impresas a lo pavote. Esto debería publicarse! La nostalgia nunca me gustó un carajo pero es inevitable. Excelente blog, gracias Sr. Andrés...