Bueno, esta la anécdota inolvidable del barco de María. Los Redondos y los barcos. Las heroicas correrías de Willy Crook y todo ese episodio de épica bizarra. Pero esto es otra cosa y si bien los chicos ya abordaron las naves para ir a ver a los Redondos ahora la están abordando para ir a ver al Indio Solari. En Uruguay. En el fabuloso Centenario. Retrocedo la grabación de Crónica TV, busco el momento en que miles de chicos esperan subir al Buquebus ya ansioso y exaltados con la proximidad de mi show.
Otra vez la pregunta. Otra vez más. Que hace que alguien se tome el trabajo de cruzar un río para ir a ver un número musical. Un río que para mayores es el más ancho del mundo. Maravillosa odisea. En mi mente paranoica, miserias de Cromagñon se mezclan con Lord Jim, la poderosa novela de Conrad, el Patna, los miles de fieles musulmanes al borde del naufragio, no!.
Me ha llegado el comentario que unos chicos de la zona del Tigre
habría llegado a costas uruguayas en una precaria balsa de fabricación propia. Un canal de Montevideo tendría la grabación del desembarco triunfante al son de JIJIJI con pogo incluido en la playa. Me da miedo que algún día se me ocurra querer ver esas imágenes. No deja de asombrarme la disposición que de manera excepcional tienen buena parte de los chicos.
He sabido también del enorme esfuerzo económico de muchos de los que se allegaron al Centenario. Meses de ahorro, trabajos extras, venta de objetos queridos, solo para una noche de rock. También se de las actividades non sanctas de otros para obtener el pasaje. Esta cuestión me tortura hasta más no poder. Seguro que no tanto por la cuestión moral, no. Aunque esto debería ser procesado por un dialogo que me llevaría mucho tiempo. Mucho más del que en verdad siempre le he dedicado al lance delictual. Si algo me desvela es la posibilidad que algo pase, que algo les pase mientras tanto el pecho al descubierto. No podría tolerar que alguien haya perdido la vida o la libertad por conseguir unos malditos tickets de ingreso. Pero esto hace tiempo que se me ha ido de las manos. Totalmente de las manos. Nada puedo hacer ya. Acaso debería fletar barcos gratis? Acaso debería liberar la entrada al Centenario? No estoy en condiciones de ese tipo de paganismo. No mientras el sonido y las luces, la seguridad y los seguros me sigan costando lo que me están contando.
A algún boludo se le ha ocurrido decir que venir a tocar a Uuguay no tiene otro motivo que sacarme de encima la parte más peligrosa de Buenos Aires. Al suponerlos indigentes, pobres pibes incapaces de cruzar el charco, el Indio estaría disponiendo una nueva cuestión de elites para con su público. Estos pobres imbéciles no saben que las pasiones verdaderas siempre se financian de algún modo. Por que no se van un poco a la mierda. Todo es sufrir carajo. Todo es renegar de lo que a los giles les parece andar diciendo por ahí.
Vuelvo mis ojos a ese barco, al Buquebus cargado de pibes cruzando el Río de la Plata cantando: me voy a ver al indio/ me va a demostrar/ que hace rocanroll/ que lo lleva adentro/ como lo llevo yo. Cientos de brazos que se han rebelado ante el pedido de tranquilidad por parte del capitán de la nave. Es incontenible, debe ser terrible para las gaviotas ver esa imagen de niños sublevados cantándole al cielo, bailando la tarantela de proa a popa, de babor a estribor. Esta es la banda/ de los redondos/ esta bailando de la cabeza.