2009/03/06

Un fotógrafo muerto

Hacía rato que no nos juntabamos a comer un asado. Rocambole, Skay, Poli , Semilla, Sergio, Walter, Pupeto y Rosso. Como en Mar del Plata, Pupeto tuvo a cargo el braserío donde se irían tostando las achuras. Con un extraño adminículo de hierro dispersaba las brasas, después nos enteraríamos que tal elemento era una calimba cubana para marcar a los animales. Pupeto nos preguntó quienes éramos los caraduras que conformaban el equipo de fútbol de los Redondos. Por un instante desconocimos por completo a que estaba haciendo referencia Pupeto. Hasta que saltó Walter con una carcajada y nos dijo que hablaba del campeonato que organizó el Sí de Clarín. Parece que los chicos del suplemento armaron un torneo con las bandas de rock, juegan los Pericos, los Cadillacs y no se quién más. El equipo de los Redondos lo armó Walter con unos amigos y algunos plomos. Me imagino a Semilla decía Pupeto, con un vaso de gancia recorriendo la franja izquierda, siempre pegadito a la línea y se cagaba de risa.
Los chinchulines estaban tan bien dorados que parecía tuberías de oro de algún aparato raro. Están para la foto dijo Skay. Por culpa de esta última palabra Rosso nos volcó la realidad encima. El crimen del fotógrafo Cabezas en Pinamar. Dicen que el tipo dijo- comentaba Dawi- que sacarle una foto era como pegarle un tiro. – Como a nosotros – bromeó Poli y noté que el chiste no había caído bien en nadie. Enseguida se enmendó la Negra diciendo que ese tal Yabrán era un ser miserable. Yo que estoy medio perdido con las noticias no entendía mucho. La verdad que he vuelto a suprimir la dosis diaria de noticiero. Viene muy heavy el show del país. Lo único que llegué a pensar con claridad es que alguien que manda a matar a alguien porque le sacó una foto está completamente loco. Es amigo de Menem- complementó Sergio. Paren un poco carajo casi grité. Desde hace un tiempo noto como las noticias no son recibidas tanto en la cabeza como en el corazón sino directamente en el estómago, como tragarse un par de rulemanes. Justo ahora che que nos estamos deleitando con estas terribles mollejas. Rocambole levanta una molleja entera, color anaranjada con vetas negras, me dice si no parece una pequeña y graciosa nubecilla escapada del averno. Le sonrió mientras sigo pensando en el fotógrafo asesinado. En el marcado símbolo de los tiempos que vivimos.

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