2009/01/05

El cidí y el bonustrá

Nuestra bella hechicera cumple años. ¿Cumple años un ser de su naturaleza o algo misterioso anula el implacable paso del tiempo preservando su vida bajo la sombra de su increíble personalidad? Nos reunimos para agasajarla. El círculo más intimo de los Redonditos y algún que otro viejo amigo extraído con pinzas de la patinosa pista de los recuerdos. Nos disponemos en el centro de una noche condimentada con los mejores efectos espaciales protagonizados por una serie infinita de estrellas. Alguien, con aguda nostalgia alcoholica dice que esos pequeños puntos luminosos son fasitos encendidos por los amigos que ya no estan sobre la tierra, pero que igual se dan cita esta noche para estar cerca de Poli .
Poli y Skay son un planeta especial, con centro cambiante. Por momentos es Skay el planeta y Poli su radiante satélite orbitándolo atenta y pródiga, iluminando todos sus continentes y mares, para que el hombre no se pierda en escenas de oscuridad. Cuando alterna la situación y es Skay el que se transforma en celosa luna todo el planeta Poli vive en ebullición pero muy a resguardo de los desbordes. Skay no le quita ni por un segundo el alma de encima. Todo su fuego vigía es patrimonio sagrado de Carmen Castro. Los observo de esta forma desde hace muchos años, me hace bien su proximidad, me dan una energía extra que siempre es tan necesaria para seguir con esta porfía extraña del existir. Son mis compañeros más cabales, los copilotos perfectos de este viaje.
La Negra enfundada en su lonpanta de cuero negro y con una musculosa roja me trae a la memoria el ángel oscuro de Patti Smith, sus ojos adoradores del trueno se amansan al son de “Lullaby”. Skay espera con ansiedad el momento de disponer de sus caprichos musicales, desde hace unos minutos lo veo acariciar un disco de los Travelling. Skay sirve el mejor néctar argentino, mi copa reboza de sus excelentes vinos, no obstante mi viejo amigo Skay, en un gesto que se podría catalogar de postdandista, disfruta del brick de un reseroblancosanjuanino. Skay dice que un producto noble como el vino lo es en todas sus formas. Pregunto si el Boss va a ser de la partida esta noche. La Negra me responde que se fue hace unos días rumbo a El Cairo a cerrar unos bisnes. Me hubiera gustado verlo. Me intriga saber que pensará de esta nueva etapa de los Redondos, me gustaría saber si está al tanto de todo lo que nos está ocurriendo.
Semilla acomoda sus mostachos a fuerza de fernet, se ha adueñado de la música mientras juega con el reflejo multicolor de un compact disc. Poli lo observa y no pierde oportunidad para anunciarme que es inevitable para la banda que el próximo trabajo también salga en CD. Está estudiando los costos , me dice. A su lado, Skay esboza una sonrisa entre incrédula e irónica, como si quisiera decirnos que los Redonditos no son una agrupación para salir en CD, cuantos pibes tienen compactera, deja ese cachivache tecnológico para Tecnotronic y Erasure. Le gusta a mi compañero exagerar su pose barrial. Lo hace sentir bien. Por su procedencia arisocrática renegar de los avances tecnológicos lo convierten por un rato en un alma maldita a lo Baudelaire. Los Redondos salen en cassette- dice una voz ebria cercana a mi oído izquierdo. A mi no me termina de convencer el sonido del CD, si bien es mejor que el de la cinta no lo es con respecto al vinilo. El borracho de atrás pregunta si el disco va a venir con bonustrack, me doy vuelta para contestarle pero ya no hay nadie, parece como si se esfumara constantemente, como si el mismo Patricio Rey apareciera y desapareciera como un puto espectro. Muerdo con fuerza un carozo de aceituna para constatar con deliberada intención la sólida textura de la primer capa de realidad. Me muevo hacia el sillón donde se encuentra Poli, donde desde hace un buen rato se ha abandonado a una suerte de meditación, en silencio parece querer digerir todas las frases todas las intenciones, todo el amague de voluntades que se van disponiendo en torno a la noche.
Quedamos solos, parecemos aislados del resto. Mi gran empatía con Poli me hace presentir que tiene algo importante que decirme. No puedo seguir disfrutando de la noche sin que antes me lo comunique. Sospecho que no es nada que incumba a la metafísica de la banda sino más bien alguna cosa tendiente a los aspectos más prácticos. Me dice que encontró un buen lugar para tocar. Parque Sarmiento en Av. Del Tejar yendo para Munro. Aprox. 5000 personas. Quedamos en pasar por el lugar en la semana. Poli me anticipa que dentro del estadio cerrado hay una hamburguesería muy coqueta tipo Mc Donalds . Me preocupa como se llevaran los chicos con este nuevo espacio. En estos momentos de nuestras vidas cualquier detalle por insignificante que sea que atañe a los Redonditos, nos desvela. Vivimos pendientes de este viaje. El compromiso es total. Tanto Poli como Skay como yo estamos contemplando un devenir milagroso, un tiempo en que nos sentimos, como nunca, viajeros de un raid emocional difícil de explicar, pero fácil de sentir cuando es tuyo el pellejo que vibra bajo sus impactos incandescentes. Nos vemos envueltos en telarañas de energía que surgen de las calles de Buenos Aires. Skay nos mira de lejos y parece comprenderlo todo sin necesidad de que procedamos a explicarle. Se levanta. Se aproxima a nosotros y tiende un brazo sobre la espalda de Poli y otro sobre la mía para estrecharse con fuerza y regocijo como si fueramos tres hermamos con seno materno cito en el último enclave cósmico allá donde deliberan inhóspitos y conspiradores, entre barriles de cerveza, una caterva de dioses lunáticos , imperfectos, demasiado bellos para la bondad absoluta y la omnipresencia.

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