2009/08/21

Quebrando las escamas del pez palo

Una decisión muy acertada de Virginia la de aceptar la invitación de los padres de los compañeritos de Bruno. A mí me costo decir que sí. Desde siempre las reuniones sociales me dejaron un gusto recalcitrante en la boca. A decir verdad nunca soporte la puesta en escena de todos esos lugares comunes del imaginario burgues en derredor de una mesa. Desde niño que le escapo como quien escapa del mejor diseñado de los infiernos. Pero ya estoy grande, ya tengo un hijo y todas las experiencias posibles sobre el lomo, así que hasta las más aciagas deberían resbalar por mis endurecidas escamas de pez palo. Así que me vuelvo a perfumar las carnes para asistir a estas veladas que increíblemente me han llamado a entusiasmo. Si un verdadero entusiasmo de principiante. Lo primero que pensé la primera vez que dije que no fue en Bruno. Me parecía egoísta de mi parte no comenzar a formar parte del conjunto humano que se reunía sobre todo para dar un respaldo social a la educación de sus hijos. Así como los pibitos se conocían sus padres también debían hacerlo. Que se yo, todo de buena leche, no. De la frialdad inicial de saludarnos en la puerta del colegio fuimos pasando a esta linda intimidad que se está forjando. Virginia me dice que me ponga el pulover negro y los pantalones Prada que me hacen muy joven. Sonrio para mis adentros. Creo que lo que más me gusta de estas nuevas reuniones a las que asistimos con Virginia es que por un rato largo dejo de ser el Indio Solari, para ser Carlos el padre de Bruno. Esa metamorfosis que creí hasta hace unos años imposible ha logrado por fin desplegarse. Los padres de los demás pibes me tratan como a un par, como a un laburante común y no como a un artista, aunque saben bien quien soy han creado, han tenido la inteligencia especial de darme ese trato que si bien no ansiaba si intuía sabía que me iba a hacer muy bien. Casa vez que nos reunimos me siento en un oasis. Dejo a un lado mi pesada armadura de guerrero del rock y dejo que mis camisas de padre sean toda la camiseta. He hecho buenas migas con casi todos los muchachos. A la mayoría les llevo más de quince años. Pero esto no pesa en nada. Uno de ellos es un curioso importador de objetos electronicos, un gordito de origen polaco, que tiene una cancha extraordinaria para el diálogo y que provee interesantes anecdotas y reflexiones acerca de su oficio. Me gusta comentar con él las nuevas apariciones de los nichos de la tecnología. Siempre tiene alguna novedad para contarme. Otro de los pibes es contador, si contador de una empresa dedicada a los juguetes. Le encanta el fútbol y pese a su posición acomodada, tiene un rasgo artliano que no deja de sorprenderme. Me encanta cuando se pone mordaz con las estrellas de la tele. Me siento bien entre esta gente tan alejada de la fama y de la mitología de la música rock. Me ayuda su frescura nunca expuesta a excesos.

4 comentarios:

maite PR dijo...

Me encanta que disfrute de una de las etapas más lindas de un ser humano:
Ser padre.

Y un padre ricotero como el mío mejor!
Saludos.

Romina dijo...

Leyendo esto puedo lograr desmitificar al genio, a mi genio amor. Tiene un hijo, al igual que yo, y me encanta que a través de esa experiencia logré sacarse la "armadura". :)

aert dijo...

aaaah!!!!!

Anónimo dijo...

Que es esto de hablar como si fueses el Indio?